Hay despistes que son imperdonables. Lo que parecía una importante reunión vía Zoom se convirtió en una jauría de risas y comentarios mofantes. Esta experta en formación olvidó silenciar su micrófono tras una conferencia de alto nivel y muchos de los asistentes decidieron quedarse de ‘after-work’ escuchando las animadas aventuras de la formadora.
Siento decirle que ya no hay secretos para ella, sus ‘compañeros’, ni cortos ni perezosos, decidieron meterse de lleno en su vida personal como si de unas marujas se tratase. ¡Cómo está el mundo…!
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