No es una buena costumbre, no. Por mucho que sea habitual, este tic nervioso o antiestrés tiene un resultado muy feo. Esto lo sabe nuestro protagonista quien ha prometido una y mil veces dejarlo, como si de un adicto a la nicotina se tratase. Pero no hay manera, no ha podido. Ha probado muchos trucos pero ninguno ha tenido efecto.
¡Toca pensar en su personalidad y no por sus manías!
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