Nuestra protagonista odia la lluvia. «¿Y quién no?», os preguntaréis. Lo curioso de este caso es que esta directora de RRHH confiesa que solo le deprime la lluvia en ciudades grandes, como Madrid, donde ahora reside. Y eso que está más que acostumbrada a las precipitaciones al ser natural de una región del norte de España. Y es que la lluvia, muchas veces, es territorio acotado al cantábrico.
¡Más sombrillas y menos paraguas!
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