Dependiendo del día, de la hora, del momento o del lugar, nuestro protagonista es como una veleta: unas veces dice unas cosas, otras veces dice otras. Un día lo negro es bueno, al siguiente, resulta que lo blanco era mejor. Todo con tal de echar balones fuera, según cuentan desde su empresa, y librarse de alguna que otra explicación.
¡Así no!
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