Sí, estamos de acuerdo que el teletrabajo tiene muchas, muchísimas, casi infinitas ventajas. Pero también tiene sus inconvenientes, como lo que le ha ocurrido a nuestro protagonista quien ha tenido que recurrir a sus datos móviles para poder teletrabajar desde su casa de la playa y se han consumido, reducidos a cenizas después de varias jornadas de actividad en remoto.
¡Sigamos mejorando!
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