Lógicamente, cada uno hace su trabajo lo mejor que puede. Pero cuando cierta empresa te acosa a llamadas una y otra vez, incluso cuando avisas varias veces que no te interesa… o mejor, que no tienens potestad para decidir en esas materia, acaba cansando. Lo más lógico es acabar soltando un ‘bufido’ y colgar el teléfono aunque a este periodista todavía le queda una pequeña parte de su sonrisa.
¿Qué pasará en la próxima?
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