Al igual que el famoso tanque alemán de la Segunda Guerra Mundial, esta directora donde va, asola.
Su manera de ser, su poca capacidad al diálogo, su poca asertividad, su huida del debate en cuanto no se le dice a todo que sí, la llevan a no aceptar críiticas y, mucho menos, poder llevarla la contraria cuando se cree que tiene la razón.
Y es por eso que, al igual que el Panzerkampfwagen, todo lo que está cerca de ella en el momento de su ira, queda destruido y por donde ella pasa deja un recuerdo pésimo y, casi nadie, te habla bien de ella porque es muy poco asociativa.
¡Por algo será!
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