No, nada raro. Ni enfermedades, ni alergias… ni nuevos virus. Simplemente ha sido por un exceso de horas al teléfono. Nunca había hablado tanto por teléfono como hoy y claro, el cuerpo lo nota. Para la próxima procuraremos aconsejarle que se ponga unos cascos aunque después de tanto tiempo hablando…
¡HUmor en tiempos de crisis!
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