No es nuevo para ella pero el confinamiento le ha resucitado una gran afición: el spinning. Eso sí, encerrada en casa, se tiene que conformar con colocarse en su bicicleta y mirar una pantalla en donde el monitor va dando las instrucciones. Es cierto que se pierde la esencia del gimnasio pero mirándolo por el lado positivo nos ahorramos el olor a sudor que suele haber en las salas de ciclo.
¡Prohibido bajarse cuando el monitor no mira!
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