Le tocó, le tocó llevarse el teléfono central de su empresa a su casa y ser el distribuidor de las llamadas hacia el resto de sus compañeros, al más puro estilo centrocampista organizador. Tarea ardúa, pese a que al inicio de la cuarentena apenas se recibían llamadas pero el incremento de las mismas ha sido consecuente con la desescalada prolongada en el tiempo.
¡Nuevos roles en tiempos de coronavirus!
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