Llegó a la estación con tiempo de sobra, incluso pudo comprarse un aperitivo y una revista para el camino. Quedaba poco para la salida de su tren y, confiada, se dirigió hacia el control de acceso. Al mostrar su billete algo iba mal: «Billete no válido». De la calma pasó a la tempestad, llamada arriba, llamada abajo, pero no encontraba la solución. Ya con el agobio encima y a escasos tres minutos de la salida del AVE recibió su billete de forma correcta. Así que corriendo, finalmente, pudo realizar su viaje.
¡Los 180 segundos más cortos de su vida!
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