No se esconde habitualmente pero en esta ocasión no quiso dar envidia. Estaba hambrienta y ello propició que tuviera que recurrir a la comida a domicilio. Tanto se lo repitieron sus compañeros de trabajo que tuvo que esconderse para comer su hamburguesa a gusto, disfrutando de un manjar merecido y necesitado a partes iguales.
¿Envidia?
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