Los eventos que organiza, ante la falta de quorum en directores de recursos humanos, son suplidos con sus mentiras diciendo que son cientos, ¡qué décimos que cientos, miles!, los que acuden a ellos, para justificar su fracaso de convocatoria a los máximos niveles de dirección y no quedar mal con los pocos patrocinadores que, todavía, confían en su pésima capacidad de convocatoria.
Y lo más grave es que, viniendo de quien viene, la mentira es uno de los peores pecados.
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