Con motivo de sus constantes apariciones públicas, este director de RRHH tuvo que ponerse las pilas con la oratoria, con el discurso, con la palabra. Por ello decidió apuntarse a clases de teatro, las cuales le han ayudado de gran manera a mejorar su don de palabra. De hecho, en su empresa ya no quieren que hable nadie más. Siempre él. Y vaya lo bien que lo hace.
¡Qué idea tan buena y qué resultado!
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