No, no es que hayan habilitado una sala para que aquellos que solo comen comida natural y sin procesar gocen de su hábito, para nada. Sino que han sido dos trabajadoras las que se han revelado contra el resto: adiós al azúcar, a los ultraprocesados, a los hidratos… Digamos que se han creado su propio rincón del ‘realfooder’.
¿Seguirán el ejemplo en otras empresas?
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