Lo pasa realmente mal cuando tiene una reunión en un edificio que tenga más de siete plantas. Lucha casi a diario con un vértigo diagnosticado y que, en ocasiones, le trae por el camino de la amargura.
Nunca nos lo encontraremos encima de una colina, rascacielos o puente. Y es que es un hombre con los pies en la tierra.
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