No es torpeza, ni falta de atención, simplemente mala suerte lo que le ocurre a esta directora de recursos humanos que pierde las llaves de su coche sía si, día también.
La última ocasión, en una alcantarilla madrileña. Menos mal que tuvo suerte y se le apareción un ángel provisto de un maletín de herramientas salvadoras y de rescate.
Y es que, en el fondo, es una mujer con suerte.
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