Ser compañero de colegio de Enrique Bunbury, uno de sus mejores amigos y, en los inicios, su batería preferido tocando en el mismo grupo, son motivos más que suficientes como para, cuando se creó el grupo, ser el elegido para usar los palillos con su calidad y maestría habitual, cosa que, a día de hoy, sigue haciendo, eso sí, en el magnífico estudio que se ha hecho en su casa.
Y es que nuestro personaje de hoy lo del silencio con su instrumento preferido lo lleva bastante mal porque lo toca muy, pero que muy, bien.
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