No se llama Casper ni su atuendo en una sábana blanca, pero este director de recursos humanos es conocido por su afición a presumir, ostentar y a lo que los más jóvenes llaman «posturear».
Un auténtico fantasma.
No se llama Casper ni su atuendo en una sábana blanca, pero este director de recursos humanos es conocido por su afición a presumir, ostentar y a lo que los más jóvenes llaman «posturear».
Un auténtico fantasma.
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