No es que tenga tanto dinero como para necesitar ir a los cajeros suizos a sacar dinero, o a sus cajas de seguridad para coger algunas de sus propiedades, que a lo mejor, sí. Lo que sucede es que la central mundial de su empresa está en esta república federal y sus cantones le atraen y seducen como lugar para ubicar su residencia, por supuesto que con sueldos acorde al nivel de vida que por esos lares se estila, y de lunes a jueves, ya que el fin de semana toca jugar al golf, fútbol o pádel en España que es donde, en realidad, mejor se vive.
Y mientras consigue su objetivo, soñar no cotiza a Hacienda.
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