No es que sea de Buñol, sino que su afición por el tomate es tanta, que en la casa del «pueblo», como él dice, tiene una huerta de la que, cuando llega la temporada, obtiene una suculenta plantación de tomates que es la envidia de todos aquellos que gustan de esta planta herbácea.
Y es que se puede decir abiertamente que en esta afición está claro que hay tomate.
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