Hace días que su caldera dejó de funcionar. Coincidendo con los días más gélidos de las afueras de la capital, donde vive con su familia. Y es que después de quejas, reclamaciones, llamadas y toda clase de emails a la empresa instaladora, este directivo no ha conseguido que le arreglen el problema que les tiene sitiados por frío a él, a su mujer y a sus tres hijos.
Inoportuna avería, se mire por donde se mire.
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