No es ni brasileña ni portuguesa. No es ni actriz ni cantante. Es directora de recursos humanos y una de las mejores de nuestro país.
No se llama Carmen, ni se apellida Miranda. Pero eso sí, es una apasionada de la fruta y de los sombreros. Y es que está deseando que llegue carnaval para ponerse plátanos, naranjas y manzanas como peineta.
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