No es que lo desayune y lo tome antes de acostar, que también. Es que, en cada reunión, consejo, o cita en cualquier cafetería, este ejecutivo tiene claro lo que pide: un cola cao caliente.
Y como, además, en algunos meses del año luce un bronceado envidiable, muchos de sus compañeros le tararean aquello de «yo soy aquel negrito del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola Cao…»
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