Todos los días va a trabajar montado en su flamante bicicleta y, en el Ministerio, se ducha, asea y viste para afrontar su jornada laboral como cualquier funcionario.
Que es un enamorado del ciclismo, queda demostrado a diario cuando se sube al denominado caballo de hierro y enfila hacia su trabajo o de vuelta al hogar después de una dura jornada.
No es secreto de estado que, además, la calidad de su vehículo está acorde al cargo que representa.
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