No es de este universo, sino del Olimpo en el que los elegidos disfrutan de los privilegios que su posición les permite.
Tan solo, se vuelve humano cuando paseando con él, te reconoce que su «competencia espacial» deja que desear y su orientación, mucho más.
Pero, al menos, lo admite.
Eso sí, andar y diviertirse con el, es de otro planeta.
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