Que es un buen estratega no solo lo demuestra su gestión en la empresa en la que trabaja, también, demuestra que lo es en su afición preferida: el ajedrez, del que es un gran jugador que le lleva a ganar torneos, y no de pueblo, precisamente.
Eso sí, se lleva bien con el rey y la reina sólo en el tablero.
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