Ha sido una gran sorpresa, pero los argumentos que esgrime son de primer nivel y, sobre todo, de lo más cívicos. La necesidad de apoyar políticas novedosas, innovadoras y, sobre todo, la ilusión con la que quiere buscar lo mejor para su localidad le han hecho tomar la decisión de, temporalmente, dedicarse a los mítines, campañas electorales y a besar niños, como corresponde a todo político en activo.
Suerte y que consiga sus objetivos ya que siempre ha querido ser un buen ciudadano.
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