Su habilidad para la conducción de los buguis que se utilizan en los campos de golf es tal que demuestra su capacidad de guiarlos a elevadas velocidades, ir por senderos, caminos y laderas por las que ningún otro aficionado al deporte de la pelotita se atreve.
Eso sí, el estado en el que se quedan los vehículos después de sus hábiles dotes de conducción no es siempre el más deseado por la dirección del club de golf en el que los utiliza.
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