El fin de año trae consigo un doble desafío: la presión por alcanzar los objetivos laborales y el estrés personal que pueden generar las festividades. En este contexto, el papel del líder se vuelve clave para mantener la cohesión del equipo y guiarlo en los momentos de mayor dificultad.
Para hablar sobre este tema, hemos tenido la oportunidad de pasar un rato con María Íñigo, Head of Talent and Culture en Goal Systems.
Una de las principales cualidades que debe poseer un líder en este periodo es la comunicación clara. Establecer objetivos realistas, priorizar las tareas más importantes y transmitir las expectativas de manera precisa no solo aporta dirección, sino que también reduce la incertidumbre dentro del equipo.
«Un líder en momentos de caos es como una brújula: señala el camino y mantiene la calma cuando todo parece desordenado», explica la entrevistada.
Sin embargo, esto debe complementarse con empatía, una cualidad indispensable para entender que cada persona afronta el estrés de forma diferente. Reconocer estas diferencias y atender las necesidades individuales permite crear un entorno donde cada miembro del equipo se sienta escuchado, valorado y motivado para afrontar los desafíos.
Posibles errores y cómo evitarlos
Un error común de los líderes en estos momentos es caer en la trampa del “si no lo hago yo, no sale bien”. Delegar no solo es necesario, sino que fortalece la confianza en el equipo y su capacidad para resolver desafíos.
Para María, «el bienestar es lo primero que solemos olvidar, y el primero que lo descuida suele ser el propio líder». Y es que, es importante recordar que el bienestar empieza por uno mismo y, los líderes, al igual que los demás, son humanos y también enfrentan dificultades. Liderar en tiempos de presión no es solo una cuestión de habilidades técnicas, sino de humanidad, empatía y pequeños hábitos que generan grandes cambios.
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