En una nueva entrega de entrevistas de embajadores Awards of Happiness, contamos con Denise Moreno Dueñas, People Manager y HR Business Partner, quien comparte su perspectiva sobre el papel crucial que juegan los Recursos Humanos en la construcción de la felicidad laboral y su impacto directo en el bienestar y éxito organizacional. Denise nos invita a explorar el rol transformador de los RRHH en la creación de entornos laborales positivos y comprometidos, donde el liderazgo y la cultura organizacional se alinean para impulsar el potencial de cada miembro del equipo.
¿Cómo definirías el papel de la felicidad en el lugar de trabajo y cuál crees que es la contribución más importante de los RRHH para fomentarla?
Para mí, la felicidad en el trabajo es algo fundamental, pero también muy personal. No creo que la felicidad en el trabajo signifique estar siempre contento o sin problemas; más bien, es sentir que lo que haces tiene sentido, que puedes ser tú mismo, y que te rodeas de personas con las que puedes colaborar de manera honesta y genuina. Es tener un propósito y sentir que tus esfuerzos importan.
El papel de RRHH en todo esto es vital. A veces se piensa que RRHH está solo para gestionar procesos o contratos, pero realmente tiene el poder de transformar la cultura de la empresa. Creo que la mayor contribución de RRHH es crear un ambiente donde las personas se sientan seguras para ser quienes son, donde se respeten sus derechos y se fomente la equidad. Esto incluye desde políticas que promuevan la igualdad de oportunidades y la conciliación entre la vida laboral y personal, hasta crear espacios para el crecimiento profesional, y quizás lo más importante, construir una cultura de confianza.
A mí me motiva mucho la idea de que RRHH puede hacer que las personas no solo vengan a trabajar, sino que también encuentren un espacio donde puedan desarrollarse, donde se sientan valoradas y donde sepan que tienen la oportunidad de crecer. Al final, eso es lo que hace que las personas sean felices en su trabajo: saber que lo que hacen importa, que pueden aprender y que están rodeados de apoyo. Como dice una estadística del Harvard Business Review, un buen entorno laboral puede aumentar la productividad hasta en un 17%, lo cual refuerza que invertir en el bienestar de las personas no solo es algo emocional, sino también estratégico para cualquier organización.
En el contexto actual, ¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentan los profesionales de RRHH y cómo los estás abordando en tu organización?
A lo largo de mi carrera en diferentes sectores, empresas de diversos tamaños y roles, he podido observar que uno de los mayores desafíos para los profesionales de RRHH sigue siendo la atracción y, sobre todo, la retención de talento. Según un informe reciente de Deloitte, el 57% de las organizaciones a nivel global identifican la retención de talento como su principal preocupación. Esto no es sorprendente, considerando que las expectativas de los empleados han cambiado drásticamente, y hoy en día buscan mucho más que un salario competitivo: buscan un entorno donde puedan crecer y sentirse parte de algo significativo.
En mi organización, abordamos este reto centrándonos en una cultura empresarial que pone a las personas en el centro. Sabemos que los empleados que se sienten valorados y escuchados son mucho más propensos a comprometerse a largo plazo. Por eso, trabajamos en crear un ambiente donde cada individuo pueda ser auténtico, donde la cercanía y el respeto sean claves.
Para ello, implementamos programas de formación continua que les permiten a nuestros empleados desarrollar nuevas habilidades y crecer en su carrera. Además, fomentamos un liderazgo colaborativo, donde los líderes no solo dirigen, sino que también acompañan y empoderan a sus equipos. El bienestar físico y emocional es igualmente prioritario, y lo promovemos mediante iniciativas que refuercen los lazos entre compañeros y sus líderes, fortaleciendo el sentido de pertenencia.
Al final del día, lo que buscamos es que nuestros empleados no solo vengan a trabajar, sino que también encuentren un lugar donde puedan crecer, aprender y sentirse apoyados. De hecho, estudios indican que los empleados comprometidos tienen un 21% más de productividad, lo que refuerza la importancia de invertir en el bienestar y la retención del talento como una estrategia clave para el éxito a largo plazo.
Desde tu experiencia, ¿Qué estrategias consideras más efectivas para mantener la motivación y el compromiso del equipo en momentos de cambio o incertidumbre?
La motivación y el compromiso son elementos esenciales, especialmente en tiempos de cambio e incertidumbre. Según un estudio de Gallup, alrededor del 70% de la variabilidad en el compromiso de los empleados puede atribuirse directamente a la calidad de su relación con los líderes. Este dato refuerza algo que siempre he tenido presente: el papel del liderazgo es clave para mantener a los equipos unidos y enfocados.
En mi experiencia, una de las estrategias más efectivas es asegurar una comunicación transparente y continua. Cuando los empleados saben lo que está ocurriendo y entienden el «por qué» detrás de las decisiones, es mucho más probable que se sientan comprometidos y alineados con los objetivos de la empresa. En tiempos de incertidumbre, la falta de información puede generar desconfianza, por eso es fundamental que el liderazgo esté presente y disponible para responder preguntas, aclarar dudas y, sobre todo, escuchar.
La escucha activa es otro pilar esencial. Los empleados necesitan sentir que sus preocupaciones no solo son escuchadas, sino también valoradas y, en la medida de lo posible, abordadas. En momentos difíciles, esa escucha puede marcar la diferencia entre un equipo que se siente respaldado y uno que se siente perdido.
Además, es crucial que los líderes sepan convertir los desafíos en oportunidades de crecimiento. En lugar de ver los cambios como amenazas, debemos aprender a verlos como catalizadores para la innovación. Creo firmemente que un liderazgo que motiva a su equipo a tomar riesgos calculados, a aprender de los errores y a aprovechar las oportunidades que surgen en medio del caos, es un liderazgo que inspira confianza.
Al final, ser transparente sobre las dificultades que enfrentamos y mostrar las oportunidades que estos momentos pueden generar, fortalece la confianza en la organización. No solo estamos manteniendo la motivación a corto plazo, sino también construyendo una cultura de resiliencia y adaptación que perdura a largo plazo.
¿Qué papel juega la tecnología en tu estrategia de RRHH, especialmente en lo referente al seguimiento y mejora de la felicidad laboral?
La tecnología ha transformado por completo la manera en que gestionamos los recursos humanos, especialmente en lo que respecta al bienestar y la felicidad laboral. Hoy en día, contamos con herramientas que nos permiten medir el estado de ánimo y el bienestar de los empleados de manera continua y precisa. Plataformas que envían encuestas periódicas o análisis de clima laboral son fundamentales para identificar áreas de mejora y tomar decisiones informadas en tiempo real.
No solo se trata de recopilar datos, sino de usarlos de manera inteligente para personalizar las estrategias de intervención y asegurarnos de que las iniciativas de bienestar realmente estén teniendo el impacto deseado. Al medir el progreso y el impacto de las acciones implementadas, podemos ajustar nuestras estrategias de manera más ágil y efectiva.
Además, la tecnología nos libera de muchas tareas rutinarias, lo que nos permite enfocar nuestros esfuerzos en actividades que promuevan la creatividad, la innovación y, sobre todo, el bienestar emocional de los equipos. Al final del día, lo más importante es que la tecnología no reemplace la conexión humana, sino que la potencie, ayudándonos a entender mejor a nuestros equipos y a responder a sus necesidades de manera más cercana y eficaz.
En tu camino hacia un rol de liderazgo en RRHH ¿hubo algún momento o consejo que marcó un antes y un después en tu enfoque profesional?
A lo largo de mi carrera, he tenido la fortuna de cruzarme con personas excepcionales que han dejado una huella profunda en mi desarrollo profesional y personal. Compañeros y mentores me enseñaron lecciones valiosas sobre la humildad, la empatía y el liderazgo basado en el servicio. Recuerdo un momento clave que marcó mi enfoque: una persona a la que le tengo una profunda gratitud me dijo algo que nunca olvidaré: «El éxito no se mide solo por lo que logras, sino por cómo haces sentir a los demás en el proceso.» Ese consejo me recordó la importancia de la humanidad en el liderazgo. Desde entonces, mi prioridad ha sido crear un entorno en el que cada miembro del equipo se sienta valorado, escuchado y respetado, independientemente del rol que desempeñe.
Además, hay dos principios que llevo conmigo y que han moldeado mi toma de decisiones a lo largo del tiempo. El primero es: “Fracasar es no intentarlo”, una frase que me inspira a ser más valiente y a no tener miedo de cometer errores, porque el verdadero fracaso radica en no haberlo intentado. El segundo es: “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”, una máxima que me ha ayudado a liberar la presión de la perfección y a aceptar que, en el proceso de aprendizaje, los errores son inevitables, pero también esenciales para el crecimiento.
Estas lecciones me han impulsado a ser un líder más humano, centrado en el bienestar de las personas y en fomentar un ambiente donde los errores se ven como oportunidades para aprender y mejorar juntos.