RRHH Digital. ¿Cuál cree que ha sido la evolución de la formación de postgrado en España?
La evolución ha sido positiva en cuanto al volumen de oferta pero poco estratégica en cuanto a la especialización de sus operadores en un mismo entorno local, es decir, todo el mundo ofrece másteres de marketing, cuando lo inteligente sería organizarse para que lo ofertaran sólo aquellos centros que por su especialización destaquen de forma notoria en ese campo. Estamos hablando de estructurar el mercado de la formación de postgrado, tarea compleja, sin duda.
¿Qué cree que significa la formación de postgrado desde el punto de vista de la empresa?
Desde el punto de vista de la empresa la formación de postgrado tiene que significar una inversión estratégica en la mejora continua del talento de sus profesionales. Las empresas deberían, además, encontrar buenas respuestas de formación adaptadas a sus retos corporativos. En este sentido, las universidades deberían esforzarse en conocer a fondo las necesidades reales del tejido socioeconómico para después estructurar respuestas formativas más idóneas.
¿Cuándo cree que es recomendable estudiar un máster?
Siempre. Para un público joven es imprescindible compaginarlo con trabajo, a ser posible, puesto que, al mismo tiempo que refuerza sus competencias profesionales con la formación, incorpora elementos imprescindibles como la cultura organizativa del trabajo y el sentido de la responsabilidad profesional. Soy una gran defensora de compaginar estudio con trabajo, aunque el entorno actual de crisis nos lo ponga difícil, cierto.
A una edad más avanzada, un máster tiene la doble ventaja de actualizar conocimientos, habilidades y competencias y a la vez construir oportunidades de trabajo en red (networking), un valor en alza, imprescindible para el desarrollo profesional.
¿Cuáles son las últimas tendencias en formación que demandan las empresas?
Depende del sector. De forma transversal en todos los sectores lo que sí parece es que las empresas necesitan cada vez más ampliar conocimientos y habilidades en redes sociales y su potencial comercial, políticas medioambientales de la empresa y todo lo relacionado, en tiempos de crisis, con la economía de costes. Todo programa formativo debería incorporar estas materias.
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