RRHH Digital. Tras agradecerle la colaboración que ha comenzado con RR.HH. Digital, lanzo mi primera pregunta:
¿Qué se siente al ser el único español contemporáneo sobre la que se ha promovido un Symposium internacional para analizar su obra y pensamiento, al que han asistido más de seiscientos profesionales de una docena de países de Europa y América?
En primer lugar, profundo agradecimiento a todas las personas que de manera directa o indirecta han contribuido a que esto sucediera. Obviamente, a los promotores –con Josep Lozano a la cabeza-, pero también a quienes con sus reflexiones han facilitado mi trabajo. De manera muy destacada he de señalar a José Aguilar, mi principal colaborador desde hace lustros. Y también a mi esposa Marta, que facilita enormemente mi labor.
Los casi treinta ponentes que presentaron en el Symposium sus ponencias y reflexiones sobre mi obra son acreedores de mi reconocimiento, al igual que a esos más de seiscientos profesionales que llegaron de muy diversos países para asistir a ese Congreso.
En segundo término debo destacar, por supuesto, un significado sentimiento de responsabilidad ya que innumerables directivos de sectores muy diversos –tanto del ámbito público como del privado- me transmiten con gran frecuencia que confían en mi trabajo y propuestas.
No puede faltar tampoco mi sincero agradecimiento a quienes con sus críticas –no siempre bien intencionadas- han contribuido a estimularme en el desarrollo de mis modelos y en mis estudios. Han coadyuvado a que profundice en lo paradójico del ser humano: algunos que, por ejemplo, afirman defender la ética –en ocasiones incluso proclaman profundas convicciones religiosas-, a veces se tornan torticeros detractores de cualquier idea que no responde a su pensamiento único. Esto también me espolea. Intentando paralizarme, fortalecen mi ansia de servicio a quienes desean mejorar su modo de dirigir personas y organizaciones.
¿Cuáles son las ideas centrales de ese Symposium?
Resulta imposible resumir en unas líneas la exposición de casi tres decenas de ponentes y las aportaciones de los cientos de asistentes. Quienes lo deseen, pueden ver parte de todo lo dicho en el libro electrónico que ha sido editado. Se encuentra alojado en diversas páginas webs. Entre otras: www.aefol.com; www.mindvalue.com o www.toptenms.com
Por no soslayar la cuestión, podría resaltar quizá algunos puntos. El primero, que las aportaciones que están generándose en Europa, y más en concreto en España, en el área del Management compiten a nivel global. Buena muestra de ello es el incremento de las traducciones del español al inglés, el francés o el alemán, cuando hasta hace pocas fechas sólo sucedía en dirección contraria.
Un segundo punto en el que incidieron muchos conferenciantes y estudiosos es que los conceptos y modelos por mí propuestos contienen no sólo elementos prácticos igualmente válidos que muchos de los generados en Estados Unidos, Gran Bretaña o Alemania, sino que incluyen una fundamentación conceptual mucho más sólida.
No en vano, me atrevo a señalar, se encuentran enraizados en la cultura de la Grecia y la Roma clásica. Como he dicho en múltiples ocasiones, hablar de griegos y romanos es hablar de nosotros mismos. Sus enfoques teóricos y las aplicaciones prácticas que de ellos surgieron siguen siendo en muchísimos casos de grandísima actualidad.
Gestión de lo Imperfecto, Patologías organizativas, Feelings Management, Will Management o Dirección por Hábitos, por mencionar sólo cinco de los Modelos por mí creados, fueron detalladamente analizados, con interesantísimas propuestas para su futuro desarrollo. Resulta un placer que empresas como Tatum, élogos, Gesfor, Pharos, MSR, etc. implanten mis modelos en múltiples organizaciones.
Para mí, ha sido todo un reto y también una satisfacción haber debatido en América en diversos foros, con destacadísimos ponentes norteamericanos, sobre los modelos europeos y americanos de gestión y liderazgo, respectivamente. Haber sido el europeo seleccionado para esas discusiones públicas ante cientos de directivos es tanto un honor como una responsabilidad.
¿Qué hitos más significativos destacaría sobre sus propuestas en los últimos meses?
Quizá tres. En primer lugar, que una multinacional alemana de la consultoría –MSR- me haya solicitado la licencia de Will Management, modelo de Gestión del compromiso que desarrollé con la colaboración de José Aguilar.
En segundo término, que un grupo británico de consultoría esté ultimando los pasos para hacerse con la licencia del modelo El alma de las organizaciones.
Por último, que el IESE, una de las Escuelas de Negocios españolas más conocidas, haya realizado un estudio de campo sobre el modelo Feelings Management, que fue presentado en la sede de esa Escuela ante numerosísimos directivos de empresas nacionales y multinacionales, y también de diversos organismos públicos. Las conclusiones del Estudio hablan de la excelencia del modelo.
Esto sin contar las docenas de grupos empresariales, asociaciones, comités de dirección, congresos internacionales que se han interesado en los últimos meses por mis propuestas, sumándose a las muchas que lo vienen haciendo desde hace años.
Usted fue ponente –junto a Antonio Garrigues Walker, Isidro Fainé y Fernando Sabater- en unas jornadas celebradas en el Hotel Palace a las que asistieron cientos de altos directivos de toda España. Allí abordó el tema de la crisis de valores como causa de la crisis económica. Pasados algunos meses de aquella conferencia, ¿cuáles son sus reflexiones actuales sobre la cuestión?
Sigo pensado que efectivamente es la moratoria ética que muchos se han consentido la espoleta de esta grave recesión económico empresarial en la que aún nos encontramos inmersos.
Lograr rendimientos económicos es un loable objetivo para cualquier empresario, directivo o empleado. La cuestión surge cuando se buscan atajos y, al hacerlo, se daña la ética, que ha de regir unas sanas relaciones comerciales.
Algo semejante sucede, en el ámbito de la administración pública, cuando quienes en ella trabajan olvidan que su objetivo, como el propio origen de la palabra administración indica es ad-ministrare. Es decir, están para (ad) servir (ministrare) a los ciudadanos. Gracias a Dios conozco a muchos funcionarios extraordinarios profesional y personalmente que conocen y aplican estos conceptos en su labor diaria.
Si fuésemos capaces de reorientar el sentido de la actividad en pro del servicio a los demás, sean clientes, subordinados, superiores, o ciudadanos, las crisis serían muchísimo más livianas. Técnica y ética, cuando van de la mano, resuelven un número ingente de problemas.
¿Cuáles son sus planes de futuro?
Seguir investigando en los modelos desarrollados hasta ahora. Son, como digo, muchas las organizaciones que los emplean con éxito, y abundante el feed back que me generan para seguir reflexionando y actuando sobre aquellos aspectos que podrían mejorar. En este sentido, el Symposium ha sido un revulsivo.
Por otra parte, son continuas las invitaciones que recibo de muchas partes del mundo para impartir conferencias, ponencias o seminarios. Atender con todo el rigor a esas solicitudes ocupa gran parte de mi trabajo, al igual que el asesoramiento a los Comités de Dirección que me lo requieren, y también los consejos de Administración que cuentan conmigo.
Por último, la presidencia del foro Internacional de RR.HH. que tendrá lugar en febrero en Madrid también es una ocupación que reclamará mi atención los próximos meses.
En paralelo, espero publicar tanto ediciones revisadas de varios de mis libros que se encuentran agotados hace tiempo –por ejemplo, La soledad del directivo o Liderar. Mil consejos para un directivo-, como una obra de nuevo cuño sobre las enseñanzas de diversos emperadores y generales de la Roma clásica. Llevo años preparando esa nueva investigación, que espero vea la luz en los próximos meses.
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