Baltasar, uno de los tres Reyes Magos de Oriente, realizó estudios superiores de astronomía en una prestigiosa universidad técnica de aquel lejano punto cardinal, cursando posteriormente un postgrado de especialización en cuerpos estelares. Como colofón a su exitosa carrera formativa, obtuvo el doctorado con su Tesis “Cómo orientarse mirando las estrellas”.
¿Cuál fue su primera experiencia laboral?
Bufff, casi ni me acuerdo. Fue hace unos añitos, mientras estudiaba. Solía hacer repartos por la ciudad en una mula, la mula de mi padre. Quería sacar un dinero para comprarme un camello, mi mayor ilusión entonces. No me hacía falta, pero me entretenía. De hecho me aseguraban que, cuando acabara la carrera, iba a tener un trabajo de por vida. Una anécdota: no tenía ni contrato ni alta en la seguridad social. Bueno, éramos jóvenes y estábamos un poco locos. Eso ya no pasa ¿verdad?
¿Dónde conoció a los otros miembros de su equipo de trabajo?
En la universidad. También estudiaron astronomía. Es una de esas relaciones raras que empiezan de muy jóvenes y duran miles de años. Todavía nos vamos a tomar algo juntos después de la jornada laboral. Hoy en día eso no se ve. Las relaciones son efímeras, tanto las de trabajo como las personales, la gente va muy deprisa, no hay tiempo para nada, la inestabilidad prima sobre todas las cosas… Pero nosotros seguimos juntos por los siglos de los siglos; a veces nos parece una condena, Ja Ja Ja.
¿Le suena de algo el concepto Recursos Humanos?
Me suena de algo, pero de refilón. Yo siempre he hablado de seres humanos. ¿Tiene algo que ver con eso?
Nos referimos al concepto que define a las personas dentro de una organización o empresa. Por ejemplo, ustedes, Melchor, Gaspar y Baltasar son los recursos humanos de su empresa de reparto de juguetes.
Ah, ya entiendo. Sustituimos “seres” por “recursos” y le damos así el toque de solemnidad y seriedad que, por sí mismo, el concepto no tiene. Eso se suele hacer para intentar dar importancia a las cosas que no la tienen. Si dentro de la organización han cambiado a los seres humanos por los recursos humanos, significa que la ciencia o el arte que se ocupa de la gente no tiene demasiada importancia dentro de esa comunidad. Bueno, no me haga demasiado caso. Yo es que sólo entiendo de seres humanos. Ah, joven, nosotros no repartimos juguetes –demasiado simplista es eso-, repartimos ilusiones, mucho más global. Es que si no utilizo lo de “global”, reviento.
¿Quién es mejor repartidor de ilusiones, el hombre o la mujer?
Depende de qué tipo de ilusiones se vayan a repartir. Ambos pueden ser buenos.
Parece usted gallego…
No entiendo qué importancia tiene el ser hombre o mujer para este trabajo, para cualquier trabajo. Cualquiera puede hacerlo bien. Nosotros no nos paramos a pensar en eso, no nos fijamos en el sexo del candidato a la hora de seleccionar nuestros pajes; ni en la raza, como es obvio. Sólo valoramos las personas.
Pero no tiene a ninguna mujer en su equipo…
Oiga, es usted un poco pesado ¿Acaso existe una ley que nos obligue a contratar mujeres en nuestra empresa? ¿No podemos nosotros contratar personas válidas sin necesidad de valorar aspectos tales como sexo, raza, religión, etc.?
Majestad, hay una ley que le obligará a contratar mujeres para equilibrar la plantilla en relación con el sexo de los empleados.
No fastidie. ¿Y a quién se le ha ocurrido eso? Lo que se tiene que hacer es proteger a la mujer para que no se encuentre en desventaja con el hombre en asuntos tales como empezar a trabajar, mejorar en el trabajo, ganar el mismo dinero, recibir la misma educación, ser madre y muchas más cosas. Si se hiciera eso, no harían falta ese tipo de leyes. Estos políticos…
Cambiemos de tercio, ¿Cómo se organizan entre ustedes?
Como podemos, todos hacemos de todo. Reyes y pajes sumamos esfuerzos para que todos los años se repartan a tiempo todas las ilusiones. Damos apoyo a las facetas que, en cada momento, más lo necesitan. No importa en qué parte de la cadena de suministro estés. Somos conscientes que se van a producir fallos, lo importante es subsanarlos y seguir adelante, no parar para localizar culpables. Finalizada la temporada, analizamos el trabajo y corregimos desviaciones. Fíjese, por como me expreso parezco un directivo de una multinacional cualquiera, y eso que se me ha olvidado meter el término “global”.
Por cierto, hace unos 200 años vino a nosotros un hombre sagaz, preparado e inteligente –lo que ahora llaman consultora estratégica- y nos dijo que, para mejorar nuestra productividad, cambiáramos los camellos por renos. Nos estuvimos riendo un par de siglos.
¿Qué área de su organización le gusta más y cuál menos?
Odio el empaquetado. Perdón, borre lo de “odio”. Ponga, “el empaquetado es una de las funciones que menos me satisface y que suelo delegar”.
¿Qué es lo que más motiva a un trabajador?
A los divinos, terminar su trabajo, y terminarlo bien. A los terrenales, me imagino que ganar mucho dinero, trabajar una jornada justa, conciliar sus vidas profesionales con las laborales, los elogios del jefe, la palmadita en la espalda, la casa en la playa, etc. Elija usted, hay tantas respuestas como empleados existen. Muy complejo es el trabajador terrenal.
¿Hay algo que, profesionalmente, hubiera querido hacer y no ha podido?
A veces me gustaría jubilarme. Sólo a veces.
Su mayor satisfacción profesional
Batir todos los años al gordo ese vestido de rojo, con barba blanca y con risa ridícula. No, quite eso, que no queda bien que yo lo diga.
Ponga mejor ser cada año más competitivo, ser capaz de mejorar nuestros resultados y nuestras sinergias, contar con el mejor equipo para afrontar nuevos retos, ser capaces de contar con los mejores proveedores, hacer políticas socialmente responsables para demostrar a la sociedad lo buenos que somos y……. a ver si se me ocurre algo con “global”. Bueno, deje lo del gordo de rojo, que a fin de cuentas es lo mismo.
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