Gobernar es lograr que quienes dependen de una persona hagan lo que tienen que hacer. Liderar es lograr que quienes dependen de una persona quieran hacer lo que tienen que hacer. El número de subordinados es relevante, pero no esencial.
Hay que aprender a liderar, lo mismo que es indispensable asimilar las nociones básicas de la contabilidad, la logística o la gastronomía en función de la dedicación profesional de cada uno. Luego, con la experiencia se irá mejorando, pero si se carecen de los mínimos elementos conceptuales sólo se acertará por casualidad y no por causalidad.
Sucede con el liderazgo lo mismo que con el aprendizaje de muchas otras ciencias y comportamientos: la práctica sin teoría es ciega; paralelamente, la teoría sin práctica es estéril. De ahí la necesaria combinación entre los elementos racionales y la puesta por obra de lo aprendido. Quien conociese muy bien la gramática de una lengua, pero nunca la hablase olvidará con más facilidad que quien cuente con el doble cimiento compuesto por la práctica y la teoría.
Para aprender liderazgo es conveniente emplear diversos medios. De un lado, libros que aporten la estructura sintáctico-mental precisa. Junto a ello, observar modelos de líderes que hayan cumplido acabadamente su función. Contar con un profesor particular que nos detalle nuestras áreas de mejora –lo que hoy en día se denomina coaching- es habitualmente una buena herramienta.
La tecnología nos permite disponer de información con mayor facilidad de lo que sucedía con nuestros ancestros. En un solo día podemos contar con más datos de los que nuestros abuelos podían disponer a lo largo de su existencia. Pero esto no basta. Es preciso ordenarlos. Ahí es donde entra en juego la formación, que defino como la capacidad de una persona de interpretar el mundo y de interpretarse a sí misma dentro de ese mundo.
El liderazgo, en fin, no es un capricho. Se trata del modo en el que la mayor parte de los profesionales desean ser dirigidos hoy en día. Algunos quedan que prefieren el lenguaje del ordeno y mando, pero cada vez más personas desean que lo mejor que pueden dar de sí mismas les sea solicitado por un líder y no exigido por alguien a quien sólo se respeta porque tiene mando en plaza.
Al hablar de liderazgo estamos tratando de mucho más que de una mejora en la cuenta de resultados. En concreto, de la posibilidad de que nuestra existencia adquiera sentido porque hemos facilitado a otros que creciesen como personas y no sólo les hemos exigido que se limitasen a desarrollar comportamientos como autómatas.
1 comentario en «¿Se puede aprender a liderar?»
Sólo hay una cosa en la que no estoy de acuerdo: Hoy día gobernar se ha transformado de lograr que quienes dependen de una persona hagan lo que tienen que hacer, a lograr que las personas hagan lo que se les manda, u obligarles a hacerlo, mediante leyes injustas y mediante todos los mecanismos (de todo tipo) que tienen los que gobiernan.
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