Un buen coach es un profesional que, a través de una formación seria y rigurosa, ha adquirido y desarrollado una serie de conocimientos y habilidades clave para la realización de procesos de coaching, ya sean individuales o grupales, con el propósito de ayudar a sus clientes o coachees a definir claramente sus objetivos de mejora y a alcanzarlos a través de la toma de conciencia y la responsabilidad mediante la acción.
Estos conocimientos y habilidades se traducen en actitudes y comportamientos concretos, constituyendo las competencias del coach. Algunas de estas competencias tienen que ver con la estructura de un proceso o de una sesión de coaching, mientras que otras deberán estar presentes durante todo el proceso de coaching como elemento fundamental del mismo.
En este artículo me centraré en estas últimas, las competencias que el coach debe demostrar durante todo el proceso:
1) Competencias para la creación mutua de la relación.
El coach debe ser capaz de establecer un clima de confianza adecuado con su cliente (o coachee). La primera competencia del coach es la de hacer que el coachee se sienta cómodo, que no se sienta amenazado, evaluado o juzgado. En este sentido, el acuerdo de confidencialidad existente entre coach y coachee resulta clave para que éste se sienta libre para expresar sus pensamientos, creencias o preocupaciones sin temor a que esta información sea revelada a terceros.
El respeto es uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta el proceso de coaching. El coach deberá respetar los límites que marque su coachee respecto a los temas a abordar o la manera de abordarlos. A lo largo del proceso, y a medida que la confianza se vaya fortaleciendo, el coach podrá detectar el momento y la manera adecuada para ir ampliando estos límites si fuera necesario.
Coach y coachee deben situarse en un plano de igualdad, donde la confianza y el respeto mutuos creen el ambiente adecuado para propiciar el proceso de coaching. El coach no trabaja desde la posición de experto que le dice a su coachee lo que debe hacer sino que su trabajo es el de inducir a la reflexión, el autoconocimiento, la toma de decisiones y la puesta en acción del propio coachee, favoreciendo su desarrollo personal.
El coach, además, deberá establecer una relación de empatía con su coachee. Esto es no sólo ponerse en el lugar del coachee y entender lo que le ocurre sino que éste perciba que efectivamente es así. Sin embargo, un coach nunca deberá dejarse atrapar por las emociones del cliente sino que sabrá mantener la distancia adecuada para poder ayudar a su coachee en su propio avance.
Un buen coach deberá estar abierto a nuevas posibilidades, a nuevas formas de aprendizaje por parte de su coachee, sin apegarse a su propia visión de la situación o a su propia forma de pensar, siendo flexible y adaptándose a la forma de ser y de aprender de cada uno.
2) Competencias para una comunicación eficaz.
Una buena comunicación siempre comienza por una buena escucha. El nivel de escucha del coach no sólo atenderá al mensaje de su coachee sino que será una escucha mucho más profunda distinguiendo las palabras utilizadas por el coachee, su tono de voz, su ritmo y el lenguaje corporal utilizado (gestos, expresiones, posturas, respiración,…), aprendiendo a escuchar las emociones, preocupaciones, creencias, formas de pensar y de expresarse que tiene el coachee.
El coach tendrá la habilidad de, a través de una serie de técnicas como parafrasear, resumir, el manejo de los silencios, el contacto visual, su propio lenguaje corporal, etc., hacer que su coachee realmente perciba que está siendo escuchado en este nivel de profundidad. Un coach es un profesional y, por tanto, su nivel de escucha debe diferenciarse claramente del nivel de escucha que podría ofrecer al coachee un amigo o familiar.
La comunicación del coach con su coachee deberá ser siempre una comunicación clara, desde el respeto, utilizando un lenguaje apropiado y con un manejo adecuado de la asertividad, sabiendo qué grado de asertividad utilizar en cada momento y con cada persona.
Si lo considera adecuado, el coach utilizará metáforas o analogías para facilitar el aprendizaje del coachee o provocar en él nuevas perspectivas o posibilidades.
Las preguntas del coach no irán dirigidas a la obtención de información sino a provocar en el coachee procesos de reflexión, desafiándolo a descubrir nuevos puntos de vista, flexibilizar su pensamiento, encontrar nuevas opciones, o fortalecer su compromiso con la acción.
El coach utilizará principalmente preguntas abiertas, que favorezcan el aprendizaje y desarrollo del coachee, sin buscar justificaciones de hechos pasados.
3) Competencias para facilitar el aprendizaje y obtener resultados.
El coach, a través de sus preguntas, hará que el coachee tome conciencia de su situación actual, de su manera de pensar y de actuar, de los factores que influyen en su comportamiento, de sus fortalezas y de sus áreas de mejora, de su manera de aprender y de los avances que está realizando en el logro de su objetivo. Sólo desde la toma de conciencia se consigue un verdadero aprendizaje.
Por otro lado, el coach deberá ayudar a que su cliente descubra nuevas opciones. El coach desafiará a su coachee haciendo que descubra nuevas perpectivas, promoviendo nuevas maneras de pensar y de actuar, de manera que el coachee avance en su propio desarrollo y sea capaz de diseñar y comprometerse con aquellas acciones que le lleven hacia los resultados deseados.
El coach ayudará a su coachee a diseñar acciones con altas posibilidades de éxito, de manera que su autoconfianza se vaya fortaleciendo, reforzando los casos de éxito obtenidos por su coachee y ayudándole a reflexionar y obtener conclusiones y aprendizaje tanto de sus éxitos como de sus posibles fracasos, destacando los comportamientos concretos que favorecieron ese resultado.
El coach deberá potenciar la asunción de responsabilidad por parte del coachee, haciendo que sea éste el que diseñe sus propias acciones y se comprometa con su realización. El coach realizará un seguimiento del progreso de su coachee, ayudándole a reflexionar y aprender sobre las experiencias realizadas, haciendo que se mantenga focalizado en la obtención de sus resultados y haciendo que asuma su responsabilidad de sus propias tomas de decisiones y comportamientos.
El coachee es el verdadero protagonista del proceso de coaching.
(Contiuará…)
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