RRHH Digital El trabajo flexible llegó para quedarse. Es una consecuencia inevitable de la globalización y desarrollo tecnológico, pero también una necesidad a la hora de recortar en costes de mantenimiento de oficinas fijas, o derivado de plantillas a media jornada, freelances o trabajadores por horas.
En Regus, hemos realizado una encuesta reciente sobre el trabajo remoto, realizada a más de 26.000 empresarios en 90 países de todo el mundo. Según el 48 por ciento de las respuestas, las empresas a nivel global trabajan de manera remota la mitad de su semana laboral.
Sin embargo, en algunos casos sucede que el trabajo remoto funciona solo por un tiempo, debido a que la administración identifica el presencialismo con su gestión y control. Nadie dijo que el trabajo remoto era sencillo. De hecho, es extremadamente complicado y supone muchas exigencias para la dirección, además de requerir un cambio de actitud a muchos niveles de una organización.
La mayoría de los problemas surgen de las percepciones de las personas acerca del trabajo remoto, en vez de surgir de aspectos prácticos. Por ejemplo, una encuesta de Microsoft en Canadá reveló que mientras el 60% de los gerentes insistió en que personalmente se sentían más productivos trabajando en diferentes localizaciones, solo el 25% dijo lo mismo si estas prácticas eran llevadas a cabo por sus empleados.
Especialmente en tiempos de crisis, los gerentes querrán supervisar de cerca a los empleados, quienes por su parte, prefieren que les vean dando lo mejor de sí mismos. Sin embargo, a nivel global cada vez se utilizan más sistemas de informes específicos para monitorear la eficiencia de los equipos remotos, según un tercio de los encuestados.
Hay otras preocupaciones específicas acerca del trabajo a distancia, de las cuales una de las más comunes es la noción de que éste ralentiza el desarrollo de los empleados recién incorporados, según el 68% de los encuestados.
Cualquiera que crea que la administración efectiva de los trabajadores remotos no se puede alcanzar, está equivocado. No hay duda de que puede haber empleados que se aprovechen, del mismo modo que hay gerentes locos por controlarlo todo. Sin embargo, el trabajo de un directivo debiera ser eliminar posibles impedimentos para avanzar, mientras se concentra en la eficiencia y productividad, con una mente abierta e informada.
Este paso se sustenta sobre todo en la confianza, en empezar por tratar a las personas como adultos, con cuidado y consideración. En la mayoría de casos, la miopía en la gestión impide ver que simplemente con la oportunidad de ganarse la confianza de su responsable de equipo, los empleados reciben al mismo tiempo una mayor satisfacción por su trabajo.
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