RRHH Digital En la mayor parte de los sectores, las empresas nos enfrentamos a una constante reducción del mercado como consecuencia de la profunda crisis económica que estamos atravesando. Además, la globalización facilita al consumidor el acceso a nuevos canales de venta que nos hacen competir con “nuevos jugadores” presentes fuera de nuestras fronteras o con nuevos emplazamientos en los que ubicar centros de producción situados a muchos kilómetros del mercado al que se dirigen sus productos.
En este entorno, mantener la empresa en disposición de competir exige un ejercicio de constante innovación, máxima flexibilidad y eficiencia en sus procesos. Paralelamente, la presión sobre los precios está afectando a los márgenes comerciales lo cual nos empuja a buscar ahorros y eficiencias en procesos cada día más cercanos al núcleo de la actividad de la empresa.
El outsourcing es un instrumento de carácter estratégico que apoya y mejora la competitividad de cualquier empresa. La externalización de servicios constituye una excelente fuente de flexibilidad y de adaptación de la empresa a este entorno tan cambiante.
En este punto y teniendo en cuenta los tres factores que en mayor o menor medida intervienen en un proceso de externalización (Recursos Humanos, Procesos y Tecnología) es muy importante identificar cuáles de estos factores constituyen la clave para el éxito de un proyecto.
Actualmente, asistimos a un constante debate respecto al posible abaratamiento de los costes por el mero hecho de externalizar un servicio, sin embargo, sólo el equilibrio entre el dimensionamiento óptimo de los recursos, la orientación a la productividad y los adecuados niveles de calidad proporcionan una solución de outsourcing que aporte ciertamente una mejora en la competitividad de la empresa.
Por tanto, a la hora de plantear una estrategia de externalización es preciso analizar en que áreas puede tener cabida, que objetivos nos planteamos y cuales deben de ser las palancas que nos conduzcan al éxito del proyecto. En definitiva, de estas reflexiones podremos concluir que tipo de “partner” podrá ajustarse mejor a estos objetivos y, por tanto, asegurar que el proceso de externalización logra su propósito de hacer de la empresa más competitiva.
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