RRHH Digital La realidad golpea a nuestros jóvenes recién graduados: según las últimas estadísticas, la mitad de los menores de 25 años de nuestro país no tiene trabajo. ¿Cuáles son sus alternativas? El abanico no es muy amplio: probar suerte en el circuito laboral local con trabajo de baja cualificación; buscar un empleo más allá de nuestras fronteras; o continuar su formación, bien a través de másteres o posgrados o de cursos, en espera de que la situación mejore.
Y, a propósito de esta opción de la formación, podríamos preguntarnos: ¿Es suficientemente práctica la formación actual para lanzar a los jóvenes a un mercado tan competitivo y exigente como el que hoy nos encontramos? En mi opinión, la formación más útil es aquella que prepara a nuestros jóvenes para el día a día y, al mismo tiempo, les facilita el acceso al mercado laboral: situaciones con las que nos encontraremos en el mundo laboral, reuniones de trabajo, conocimientos operativos, lanzamiento de nuevos productos… un cúmulo de saberes y know how que les servirá para incorporarse poco a poco a la actividad laboral.
No nos engañemos, la actual coyuntura económica dura ya demasiado, y este término empieza a perder su connotación temporal. El mercado laboral es cada vez más competitivo y más exigente con sus aspirantes. Si hasta hace unos años haber completado un máster era el elemento diferenciador, hoy en día hay un alto porcentaje de candidatos que optan a un puesto de trabajo que ya cuentan con uno, o incluso con dos posgrados.
Pero la formación actual prosigue el esquema clásico de división entre lo teórico y lo práctico, como si ambos estadios no formaran un todo. No sé ustedes, pero yo desconfiaría de una oficina donde unos empleados se limitan a pensar y otros a ejecutar; donde los primeros son incapaces de llevar a la práctica sus planes, y los segundos de explicar por qué hacen lo que hacen. Piénsenlo un momento. ¿Su lugar de trabajo es así, con sus empleados pensantes vistiendo camisa verde y sus ejecutantes, camisa azul? No, ¿verdad? Entonces, ¿por qué seguimos demandando una formación así?
Según mi propia experiencia en entrevistas de trabajo y sesiones de coaching, los trabajadores continúan sorprendiéndose de la falta de realidad laboral de sus estudios. Reconocen que los másteres sirven para ahondar en aspectos cercanos a la actividad real, detalles que apenas se ven de pasada en las carreras, pero los key studies y los proyectos empresariales no son suficientemente realistas. Son, digámoslo ya, ensayos, simulaciones donde el libre albedrío es encorsetado para facilitar la evaluación y cuantificar así el resultado. Y la realidad, como bien saben ustedes, rara vez es cuantificable.
Numerosas investigaciones demuestran que la diferencia entre un buen trabajador y un trabajador excelente se encuentra en aspectos no estrictamente relacionados con su conducta laboral. El pensamiento out the box, la empatía con el cliente, una actitud calmada ante las urgencias imprevistas o la combinación adecuada de facilidad para el trabajo en equipo y autonomía son características que difícilmente se adquieren en un aula. En clase no puede crearse el ambiente necesario para que tales conceptos florezcan de forma natural, pues al final, la única y verdadera aula válida, realmente válida, no es otra que la vida real.
Ha llegado el momento de reclamar una formación integral, que permita al estudiante zambullirse en la actividad real de una compañía; superar la enseñanza sobre el papel, donde hipotéticos problemas reciben soluciones no menos abstractas. El mundo laboral es pragmático y tangible, y su dinámica y sorprendente actividad no puede constreñirse sobre el papel: tiene que ser vivida, experimentada. ¿Por qué no permitir a nuestros hijos e hijas, futuros empleados, empresarios y emprendedores, que vislumbren de la forma más real posible cómo será su futuro laboral?
Para dar una solución a esta demanda hemos puesto en marcha International Talent Program, una forma de incorporarse al mercado laboral creada específicamente para recién graduados que quieran poner en práctica los conocimientos adquiridos en la universidad, al tiempo que refuerzan sus habilidades y competencias personales, en un ambiente de trabajo real.. El programa se basa en realizar un año de formación eminentemente práctica desde un puesto de trabajo real, continuamente monitorizado y evaluado, sin olvidar el proceso formativo del estudiante.
El programa se desarrolla siempre en empresas multinacionales fuera de España. Inicialmente, tenemos acuerdos con empresas en China para que estos jóvenes trabajen en sus oficinas de Shangai, Beijing o Harbin, con el seguimiento constante de un mentor en la empresa que supervisará de cerca la carrera del alumno para detectar sus habilidades y carencias y así mejorar sus competencias profesionales. Se trata de exponer al alumno al mayor numero de retos personales y profesionales mediante el método del caso práctico por excelencia : él mismo.
Decía Bernad Show que “un hombre instruido es un hombre ocioso que mata el tiempo estudiando”. Nosotros pensamos que ha llegado el momento de que una vez que los jóvenes hayan alcanzado un buen nivel de formación, “maten el tiempo” trabajando, desarrollando tareas reales, compartiendo vivencias con otros compañeros, y conociendo nuevos mercados y culturas profesionales… Estamos seguros de que esta experiencia les va a diferenciar y va a ser mucho más útil en su carrera que muchos de los másteres y cursos que tienen hoy en día la mayor parte de sus coetáneos.
1 comentario en «¿Estudiar o “matar el tiempo” trabajando?»
Bernard Shaw
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