RRHH Digital Giuseppe Mazzini, apodado «el alma de Italia«, afirmó que la constancia es el complemento indispensable de todas las demás virtudes humanas. La búsqueda de empleo, pese a lo que piensa mucha gente, es un trabajo al que hay que dedicar las horas suficientes. No se trata de “publicar” nuestro currículum vitae en un portal de empleo sin más sino que existe la necesidad de fijar una rutina y elaborar una agenda para su búsqueda. En dicha agenda haremos constar de forma sistemática las actividades a realizar, empresas a visitar, fuentes de información, registro de envío de currículos, etc. Esta herramienta es esencial para organizar el tiempo, planificar las actividades y efectuar un seguimiento de los resultados.
Pero hoy me quiero centrar en el inicio de esta actividad y en los factores que hacen que la productividad alcance mínimos desesperantes.
Estamos tranquilamente con nuestras vidas más o menos encauzadas, con nuestros cimientos más que reforzados, con una tranquilidad deliciosa y, de repente, como si de un tsunami se tratase, nuestro mundo perfecto se desmorona ante nosotros tras la pérdida del empleo.
Es curioso que siempre se habla de cambiar, de coger la puerta, pero cuando llega este momento y es obligado nos tiemblan las piernas y nos recorre un sudor frío.
En ese mismo instante, se crean unas barreras en nuestra mente que más adelante nos jugarán una mala pasada. Algunas pueden tratarse individualmente, pero otras son simplemente parte de este nuevo panorama que es el período de transición.
La consecución de nuestro objetivo se puede ver afectado por:
1) Falta de experiencia en la búsqueda de empleo. Nos podemos encontrar perdidos en este punto, ya que a lo mejor hace 25 años que estamos en la misma empresa. Lo más importante es saber qué necesitamos. La inseguridad de dar o no dar algún paso es latente.
2) Falta de una hoja de ruta. Un mal planteamiento o ir a por cualquier puesto de trabajo harán que disminuyan las probabilidades de éxito.
3) Estrés emocional: La depresión y la ansiedad son un handicap para la productividad del candidato. El
rechazo o la falta de oportunidades pueden provocar desanimo, depresión y la consiguiente inactividad.
4) Mala gestión de nuestros contactos. Ahora es cuando queremos retomar ciertos contactos que han podido enfriarse o hemos perdido. Esto demuestra que los contactos hay que cuidarlos siempre.
5) Inseguridad. Esa palabra debe de salir de nuestras vidas. No nos aporta absolutamente nada y puede lograr que nuestra autoestima esté baja y afecte directamente a nuestra productividad.
Debemos de preparar un plan estratégico de nuestro período de transición.
Armarnos de positivismo y ser realistas, estructurar el tiempo como en cualquier empleo y marcarnos objetivos para lograr nuestro objetivo final.
Nos vemos en www.rrhhdigital.com
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