Coworking: conocimiento colectivo

RRHH Digital. Lejos de la seguridad y estabilidad que ofrece el lugar de trabajo físico en una empresa –con un mobiliario de uso privativo en el que algunos incluso llegan a etiquetar cada objeto con su nombre-, un número creciente de organizaciones reconocen que las estrategias del espacio de trabajo no tradicional, es decir, aquel que dota de flexibilidad, puede contribuir a la productividad y la eficiencia de la empresa, puesto que se cree en la libertad, el compromiso y la responsabilidad de cada trabajador.

Para este tipo de empleados, que necesitaban oficinas cada vez más “móviles” e interconectadas, surgieron hace más de un lustro los espacios de coworking. En España, un país que se encuentra a la cola de Europa en conciliación laboral y en el que el teletrabajo representa, aproximadamente, el 8% de los empleados, los espacios de coworking han sabido capitalizar su esencia para captar la atención de emprendedores, autónomos y freelances que estuvieran unidos por el espíritu de la colaboración.

Fomentar la colaboración, el networking y asegurar la flexibilidad. Estos son los principales objetivos de los conocidos como espacios de coworking, centros de trabajo que alquilan su espacio a profesionales de distintas disciplinas con el objetivo de ahorrar costes, fomentar sinergias y dotar a los profesionales de un entorno laboral que favorezca el intercambio de experiencias que auspicie el crecimiento del tejido productivo. 

Las ventajas de estos centros son múltiples. En primer lugar, existe un claro componente de ahorro que va más allá del mero alquiler de metros cuadrados; ya que este tipo de centros también comparten todos los recursos con los usuarios –conexión inalámbrica, impresoras, asesoría contable y fiscal, telefonía, cocina, salas de reuniones o salas de presentaciones para clientes con videoconferencia-. Asimismo, algunos centros se acomodan a las necesidades de sus coworkers, ya que los horarios son amplios, con fines de semana incluidos.

En segundo lugar, el coworking ofrece ventajas sociales o culturales. Estos espacios fomentan que los autónomos, freelances o emprendedores no tiendan al aislamiento que pueden tener si trabajan desde su casa, es más, estos lugares están triunfando porque propician las sinergias entre los coworkers, construyen ‘comunidad’, promueven un ambiente lúdico e impulsan el desarrollo de habilidades personales y profesionales, aspectos realmente importantes que, en tiempos de crisis, se descuida en el seno de las grandes corporaciones. Y en tercer lugar, estos espacios están comprometidos con el medio ambiente, ya que promueven buenas prácticas medioambientales como el reciclaje, la reducción de las emisiones de CO2 encontrándose en espacios céntricos con fácil acceso por transporte público, se comparte el material de oficina y las impresoras, etcétera.

Pese a que pueda parecer baladí, el mobiliario adquiere un papel primordial en estos espacios, ya que resulta clave para propiciar situaciones, tanto de colaboración como de aislamiento, en función del tipo de actividad que se quiera desempeñar. El mobiliario debe fusionarse con el espíritu del centro, debe generar una atmósfera, debe interactuar con el coworker y debe contribuir a diseñar experiencias, tanto profesionales como personales que favorezcan el bien común.

Del mismo modo que en nuestras casas adaptamos el mobiliario a nuestra forma de ser, también en los espacios de coworking, como en la oficina, el mobiliario debe hablar de nosotros, comunicar quiénes somos o qué hacemos allí. Es obvio, pero no es lo mismo trabajar en cubículos cerrados en el que el único contacto humano se establece con el ordenador o el teléfono, que trabajar en espacios diáfanos, en los que se diluyen las jerarquías y en los que los bloques se convierten en sillas para recibir la visita de un compañero con el que se puede mantener una reunión espontánea. 

No es de extrañar que con las vivencias que se promueven en estos espacios, su desarrollo esté experimentando un crecimiento que continuará en los próximos años gracias al fomento activo del emprendimiento.