RRHH Digital. Sergio García, que en sus inicios fue considerado la nueva figura del golf,destinado a hacer sombra al, por entonces, indiscutible número uno, Tiger Woods, pasó a ser el mejor jugador que nunca ha ganado un Grande. El sábado tras perder sus opciones de victoria en el Masters de Augusta, ante la sorpresa de todos, reconoció que se ve incapaz de ganar algún día un Major.
No puedo saber que se le pasó por la cabeza al jugador de Castellón, pero creo que se equivoca. Tiene el talento y el juego suficiente para poder ganar un grande y, desde luego,aún tiene la edad para ello. Phil Mickelson es el ejemplo más cercano de cómo se puede ganar entrado en los cuarenta.
Puedo entender que no soporte más decepciones, que no quiera aguantar la presión que significa afrontar un grande estando siempre entre los posibles ganadores y no consiguiendo nunca el ansiado “salmon”.
Durante los primeros años de su carrera se enfrentó, quizá, al mejor jugador de todos los tiempos. Excluyendo el PGA del año noventa y nueve en Medinah Country Club, donde su bisoñez le permitió disfrutar del segundo puesto como si hubiera ganado, en el resto siempre se encontró con un Tiger intratable. Y justo cuando el tigre cayó, fue Harrington quien le cerró el camino. Muchas decepciones para alguien que siempre se consideró un ganador. Un jugador que desde que llegó al mundo profesional quiso medirse con los mejores, mejor dicho, con el mejor.
«No sé si estoy preparado para ganar», dijo al finalizar la ronda del sábado en el Augusta National, “Después de 13 años, hoy ha sido el día en que me he dado cuenta. No soy capaz de ganar un grande”Esa es la realidad. No soy lo suficientemente bueno y ahora lo sé. Llevo 13 años intentándolo y no me noto capaz de ganar. Después de 13 años, se me acaban las opciones. No soy bueno para los grandes, ya está. Intentaré ser segundo, o tercero… Y no pasa nada, se puede vivir sin un Grande”, sentenció el castellonense.
Frustración, negación, decepción, es lo único que desprenden las palabras de Sergio. No disfruta como lo hacía aquel chaval de Borriol que corría detrás de una bola mientras todo mundo miraba incrédulo como reposaba en el green. Aquel golpe fue infinitamente superior al que Watson ejecuto desde el bosque, en el diez del Augusta National, y que, a la postre, le dio la chaqueta verde.
La diferencia es que Bubba debió disputarle la victoria a un gran jugador,Oostihuizen, y Sergio se enfrentó al mejor de los últimos tiempos. Sergio tiene el talento para ganar cualquiera de los “grandes”, aunque ahora no crea en ello.
Yo de él, no dejaría de creer. Cualquier día, en cualquier campo, jugando a ser segundo tal vez sea él quien acabe con ese grande que tanto le hace sufrir.
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