RRHH Digital. El cambio es aprendizaje de nuevas formas de pensar y de actuar. Las personas que trabajan programas de formación, desarrollo o coaching, están dispuestas a enfocar las relaciones, sus proyectos y el entorno, con una mirada abierta a la observación y el aprendizaje. Si somos capaces de reconocer aspectos de la realidad de los que no éramos conscientes, si “vemos” actitudes, acciones, intenciones que antes no veíamos, nuestra comprensión sobre nosotros mismos y también sobre el entorno se amplía y aparecen nuevas formas de interacción.
Sin embargo, las personas no cambiamos en un abrir y cerrar de ojos. Es todo un proceso de aprendizaje que lleva tiempo, esfuerzo y dedicación, especialmente cuando damos los primeros pasos.
No sabemos exactamente qué deseamos, nos cuesta fijar objetivos concretos, pero tenemos que esforzarnos en determinar con claridad lo que queremos conseguir. Es una situación similar a la del cliente que sube a un taxi y le tiene que decir al taxista dónde quiere que le lleve. En este caso, la figura del taxista sería el fiel reflejo de mentor, el coach o el profesor. Fijar nuestros objetivos y afrontar los cambios que necesitamos realizar para conseguirlos es ya un proceso de aprendizaje y la determinación de una actitud activa de búsqueda.
En los procesos de coaching, en ocasiones, algunos objetivos se logran a lo largo de un periodo de tiempo de meses una vez ha finalizado la actividad. Sin embargo, se logran metas que al principio parecían inalcanzables. Lo manifiestan algunos clientes con gran satisfacción y también se muestra en los resultados del Análisis de Satisfacción realizado por BLC Human Coaching a más de 500 coachees en diciembre de 2.011.
Y es que cambiar exige en muchos casos dejar de pensar y hacer lo que uno ha pensado y hecho durante mucho tiempo, dejar de responsabilizar a los demás de nuestras decisiones. Eso se traduce en preocupación, ansiedad y también una cierta mirada escéptica inicial que no es más que una autodefensa a la pérdida de control de situaciones que considerábamos “seguras” aunque las consecuencias no eran las más adecuadas, ni mucho menos. Las alternativas y decisiones que se van tomando a lo largo del proceso de aprendizaje irán ofreciendo una mayor seguridad en la incorporación de los pequeños o grandes cambios que se van produciendo.
El aprendizaje a través de programas reglados, de sesiones de coaching, de planes de auto desarrollo, de la interacción con otras personas en las organizaciones, pero muy especialmente el coaching, ayudan a ampliar nuestra mirada, ayudan a incorporar a nuestro mundo perceptivo e intelectual, a través de la observación, la acción y la reflexión, una realidad más rica y compleja. Entonces también descubriremos que nuestra interacción con el entorno va cambiando y provocando a su vez cambios tangibles a nuestro alrededor. Promovemos una cadena de pequeños cambios que inciden en respuestas diferentes. Ya sabemos que si no somos capaces de cambiar nada, todo seguirá igual… o peor.
De alguna manera, las personas y organizaciones abiertas al cambio y en procesos de aprendizaje, son capaces de generar el contexto adecuado para que las cosas sucedan. Se orientan y prestan atención a las cosas, a las personas, al entorno y a los momentos y además, han realizado el esfuerzo de buscar la coherencia entre lo que quieren conseguir y el contexto en el que lo pueden lograr.
Con la ayuda del experto (formador, coach, mentor…) podemos iniciar el proceso de mirar las cosas de otra manera y con un poco de tiempo, veremos cosas que antes no veíamos y podremos pensar y actuar de forma diferente a como lo hacíamos.
Los comentarios están cerrados.