RRHH Digital. Uno de los aspectos más relevantes en la optimización de los Recursos Humanos, se refiere a la selección de personal. Esta cuestión, que en las sociedades actuales constituye el núcleo del funcionamiento de muchas empresas y grupos humanos, no es un problema de reciente aparición. Ya a principios del siglo V antes de Cristo nos encontramos con que el gran filósofo Platón estableció un protocolo riguroso para la elección del futuro gobernante de la polis o ciudad-estado.
Hoy en día, las sociedades políticamente más avanzadas han resuelto esta cuestión mediante la selección democrática de sus gobernantes. Nada más lejos de la intención del presente artículo que poner en cuestión el actual sistema democrático de elección de los gobiernos que es el método con menos carencias de todos los conocidos. Más bien esta reflexión escrita constituye, como se indica en el título de la misma, un acercamiento a la formación que, según Platón, debería tener el dirigente.
¿Cuáles son los requisitos que debe tener un candidato que aspire a gobernar la polis? Con otras palabras ¿Qué características debe poseer el político?
En su obra “La República”, Platón aboga por que sean los ciudadanos mejor preparados intelectualmente los que ocupen los puestos de gobernantes. La figura del rey-filósofo hace referencia a aquellas personas que, dedicadas al conocimiento -a la filo-sofía-, son amantes del saber, y han demostrado poseer virtudes desde el punto de vista ético, lo que les convierte en ciudadanos de conducta ejemplarizante cuyo modelo puede incentivar al resto de los ciudadanos. Platón lleva a cabo una extensa discusión de este aspecto en el libro III de “La República”. Como primer requisito, el filósofo defiende que los gobernantes deben ser “más viejos que los gobernados”, entendiendo que la experiencia es una aliada fundamental para encarar los asuntos de la polis. En consonancia con este criterio platónico, se encuentra la tradición americana de elegir a presidentes del gobierno que suelen superar los 60 años cuando acceden a la cúspide del poder. Platón también menciona la necesidad de que los gobernantes sean personas sensatas, entendiendo por ello comprometidas y preocupadas por la comunidad, además de tratarse de personas influyentes, es decir, con capacidad de movilizar a los ciudadanos.
Hoy en día calificaríamos de auténticos líderes a tales individuos. ¿Cómo acertar con este objetivo? Platón sugiere que es necesario, no solamente seleccionar, sino también vigilar a lo largo de su vida a estas personas para que cumplan con el requisito fundamental de ser generosas y velar por la comunidad. Asimismo, estos candidatos deben tener clarividencia y firmeza para no dejarse engañar. “Hay que vigilarlos, por tanto desde su niñez, encargándoles las tareas en que con más facilidad esté uno expuesto a olvidar ese principio o dejarse engañar, y luego elegiríamos al que tenga memoria y sea más difícil de embaucar, y desecharemos al que no” (413c-d). Estos futuros gobernantes tendrán que pasar trabajos y dolores que certifiquen su idoneidad para el gobierno. “Y al que, examinado una y otra vez, de niño, de muchacho y en su edad viril, salga airoso de la prueba, hay que instaurarlo como gobernante” (413e). Es decir, se trata de un aprendizaje a lo largo de la vida que conlleva la participación del sujeto en diferentes asuntos de la polis. En definitiva, resulta relevante para Platón evitar que llegue al gobierno de una nación un candidato sin experiencia laboral previa que, por lo tanto, no haya probado su destreza.
Nuestro autor señala a continuación que otra importante exigencia para el ejercicio del gobierno es “evitar que los hombres sean venales y ávidos de riquezas” (390e).Hoy diríamos que no sean sensibles a la tentación material, que no sean débiles ante el soborno, es decir, que sean incorruptibles. ¿Incluye el autor alguna pauta para conseguirlo? Efectivamente, considera que sólo una buena educación, imitando desde niños modelos “valerosos, sensatos, piadosos, magnánimos y otros semejantes” (395c), garantiza esta cualidad. Las sociedades que han apostado por sistemas de educación de calidad y excelencia generan políticos menos proclives a la corrupción, empleando lenguaje platónico, “hombres de bien”. Desde pequeños deben educarse en valores positivos, “la imitación pura de lo bueno” (397d), señala Platón.
Pero como la tendencia a seguir el mal -la seducción- es más fuerte, el individuo, peligrosamente, puede triunfar y contaminar al resto de los ciudadanos con sus engaños. Entonces, la sociedad entera se desmorona. Los cantos de sirenas son trampas a las que es fácil sucumbir. Los políticos no son artistas o poetas cuya misión sea entretener y divertir al pueblo, no son bufones, son la expresión de buenos valores morales. El político carismático que aprovecha sus dones naturales de persuasión es muy peligroso para la polis, pues puede olvidar fácilmente el interés común y buscar el beneficio propio desde la atalaya de su posición privilegiada.
El poder no entretiene o divierte, dirige seriamente con austeridad. Nuestro autor lo dice muy claramente en un texto que merece la pena leer con atención: “(…) si un hombre capacitado por su inteligencia (…) llegara a nuestra ciudad con intención de exhibirse con sus poemas, caeríamos de rodillas ante él como ante un ser divino, admirable y seductor, pero (…) lo expulsaríamos con destino a otra ciudad, (…) y, por lo que a nosotros toca, nos contentaríamos, por nuestro bien, con escuchar a otro poeta o fabulista más austero, aunque menos agradable” (398a). Así pues, la clase política platónica prefiere individuos que sustenten sus decisiones en la razón y no en la pasión.
Entre otros aspectos que Platón considera indicados para el gobernante, se encuentra también la cultura musical. La música en la antigua Grecia tenía un papel educativo más importante que el que hoy pueda tener en los planes de estudio. La armonía, el equilibrio y el sonido de determinadas notas musicales contribuyen al desarrollo de una personalidad prudente y templada, adecuada para el dirigente.“El ritmo, la melodía y la letra deben expresar las ideas de “templanza, valentía, generosidad, magnanimidad y demás virtudes hermanas de estas (402c)”.
Nuestro autor se ocupa también del deporte: la “gimnástica” ha de tener también su lugar destacado en la vida del gobernante. Hoy en día gran parte de los líderes políticos de renombre internacional practican jogging, por ejemplo, Clinton, Cameron, Blair, Aznar. Platón se preocupa incluso por la dieta alimenticia que debe preservar el óptimo estado del servidor público. “No deben tomar alimentos pesados que les provoquen somnolencia, ni golosinas (404c), ni pasteles” (404d). El objetivo es evitar la enfermedad y exhibir un aspecto saludable que sirva de modelo digno de ser imitado por los ciudadanos.
En conclusión, hace ya muchos años Platón, el gran filósofo, apreció con sabiduría que los políticos han de tener cualidades singulares que, a modo de espejo, dirijan e iluminen a la población, no solamente en un sentido material, práctico o técnico, sino también en el aspecto moral. El dirigente debe formarse a partir de una educación de calidad que lo lleve a convertirse en una persona austera e íntegra y a desarrollar un interés altruista por el beneficio general de la comunidad. Nada ha de descuidarse en el plan educativo del futuro gobernante, incluida la “música y la gimnástica”, así como la adquisición de suficiente experiencia y destreza en las tareas de la polis antes de llegar al poder, lo que según Platón, constituye un seguro de éxito para la tarea directiva.
1 comentario en «La selección de personal en Platón»
Esta mirada al pasado nos demuestra la distancia que existe entre la clase política que deberíamos tener y la que tenemos. Ningún político en España responde a esta definición.
¿Cuál es el objetivo de este señor al escribir este artículo?
¿qué intenta transmitir al lector?
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