La mayor parte de los españoles vivimos en Comunidades de propietarios. Mensualmente nos pasan al cobro en el banco un recibo para los gastos comunes. Periódicamente se producen desfases. En ocasiones, excesivo saldo en el banco. En otras, un descubierto.
Los vecinos se reúnen y, bajo la dirección del presidente de la Comunidad con la ayuda del administrador, toman decisiones inmediatas para reconducir la situación.
Sería inmediatamente apartado del puesto aquel presidente de una Comunidad que, al conocer el estado de déficit, en vez de ajustar los gastos, propusiese construir una piscina, duplicar el horario de atención de la portería, rehabilitar la fachada, adjudicarse un móvil de última generación para él mismo, nombrarse un asesor para su trabajo con cargo a la Comunidad…
Si al tomarse medidas de austeridad -¡de sentido común!- algún vecino (con más motivo si él mismo no paga las cuotas mensuales) promoviese una manifestación en la portería para que no se redujese el gasto, los demás pensarían: “está como un cencerro”. Algunos incluso, con toda razón, se lo dirían.
Pues lo que se aplicaría en una Comunidad de propietarios, algunos miembros de España S.A. no lo entienden.
Cuando veo a determinados politicastros (no se me ocurre término más adecuado para calificarlos) o a personajes de opereta que indignamente representan a los trabajadores, me pregunto dónde estaban el día en que se repartieron los cerebros.
Lo que se aplica en la economía familiar sirve –con algunos matices- para lo demás. Sucede, sin embargo, que algunos listillos proponen que otros seanquienes paguen sus trampas.
Hay que ayudar al necesitado. Pero al de verdad. ¿Por qué clamar contra quienes ganan más? ¿Acaso, en la mayoría de los casos, no es porque se esfuerzan más? Triste afán el de plantear una tabla rasa ajustando por la parte menos brillante. Las organizaciones, tanto las privadas como las públicas, se mueven con personas de talento, no con indignados parásitos.
Los empresarios dejados a su libre albedrío son peligrosos. Pero los supuestos voceros de los trabajadores y adláteres son ignorantes activos. Y el indocumentado a quien se concede capacidad para tomar decisiones es un riesgo para todos.
Es la hora del talento, del esfuerzo, del sacrificio, de la constancia. No es el momento de los demagogos, de los gorrones, de los caraduras…
3 comentarios en «Economía y sentido común»
Lástima que el sentido común sea el menos común de los sentidos, especialmente entre la maravillosa clase política. Si hubiéramos actuado como una sana Comunidad de Propietarios, no tendríamos la deuda que tenemos, y no tendríamos que actuar según dicten nuestros acreedores ni gastar una parte importante de nuestro dinero en intereses de deuda.
Hombre, perfecto.
Así se arregla un descubierto en una comunidad de propietarios. Sobre todo si en los estatutos de esa comunidad de propietarios pone que es un estado democrático, social y de derecho. Son muy graciosos esos puntos de los estatutos ¡Menudas risas nos echamos al redactarlos!
Pues se cambian los estatutos sin preguntar a los integrantes de la comunidad de propietarios. Y si es en verano y no se enteran, mejor. Pero sólo se cambian para pagar el descubierto, o para que parezca que lo vamos a pagar.
Se venden las zonas comunes a precio de saldo al cuñado del presidente, que por cierto, es el tipo al que le debe dinero la comunidad. Se le da una concesión para cobrar peaje al pasar por la escalera durante 15 años. Y se insulta a quienes no estén de acuerdo. Así conseguirás que nadie con la cabeza sobre los hombros quiera estar en esa comunidad. Sería absurdo, ya que la comunidad cuenta con un local comercial, adecentarlo y poner un anuncio para alquilarlo. Mejor se lo alquilamos por 10 euros al año al cuñado del presidente. Mucho más barato.
Mientras tanto, los que pagamos religiosamente la derrama, nos quedamos sin local, sin escaleras, sin zonas comunes y con la esperanza de que algún día desaparezca el presidente, su cuñado y todo rastro de su gestión. Obviamente, el portero se va al paro. Con su sueldo pagamos intereses a nuestro amado acreedor.
Me parece que no.
Me parece indignante que su periódico haga de vocero de soflamas fascistas que se basan en la idea de que el que no triunfa es porque no quiere.
Qué fácil es decir eso cuando le ampara una secta elitista como el Opus Dei.
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