Varias voces de la profesión han comentado en los últimos tiempos la necesidad de reinventar la función, azotada en los últimos años por el protagonismo tenido en los episodios traumáticos de la reducción de empleo en las compañías. Reflexionar sobre lo que estamos haciendo y a dónde vamos puede determinar la orientación de nuestra función y su papel en el futuro de las organizaciones. Van aquí unas reflexiones personales sujetas al enriquecimiento del debate.
Un rápido recuerdo a la agenda precrisis de Recursos Humanos nos coloca en el paulatino crecimiento del porcentaje de compañías que suman al representante de la función en el Comité de Dirección. Asistimos a la enésima guerra por el talento, que nos obliga a sacar nuestro mejor branding para atraer y retener profesionales. Avanzamos, por mor de no quedarnos atrás, en materias como conciliación, igualdad, diversidad, que son parámetros obligados de análisis por parte de nuestros “stakeholders” laborales. Se multiplican los debates sobre la innovación en Recursos Humanos, desde el desarrollo de personas hasta el partnering con el negocio. Podríamos seguir, pero seguramente todos Vds. ya están recordando aquellos tiempos de abundancia.
Las cosas han cambiado en nuestras agendas. Reducción de empleo, ajustes de toda clase, el esfuerzo en la comunicación interna hacia los equipos, el hacer más con menos. Productividad, esfuerzo, compromiso: viejos términos que en esta época incierta de escasez repetimos como un mantra, obviando en gran medida los ampulosos términos soft con los que sazonábamos la función hace 3 o 4 años.
Creo, más allá del debido respeto a todas las personas y organizaciones que sufren en esta recesión económica, que este baño de realidad nos recuerda ciertos básicos de la función que pensábamos que teníamos superados. Volvemos, por ejemplo, al análisis organizativo, al estudio de cargas y tiempos, al ajuste de los planes de compensación, al cuidado del talento interno. No quiero sugerir que hubiéramos abandonado estas actividades, pero sí habían quedado en un segundo plano respecto a materias más glamourosas o más innovadoras.
Queríamos innovación y es gratamente sorprendente la cantidad de cosas que se pueden hacer con poco o casi ningún presupuesto. Queríamos cercanía al negocio y vaya si nos ha tocado conocerlo a fondo para preparar, comunicar y ejecutar los nuevos planes de reclutamiento, de formación o de desarrollo. Queríamos buscar el último grito en la comunicación interna y nos encontramos hablando de valores, de cercanía, de coherencia, de honestidad.
Si pensamos que la función se ha debilitado porque tenemos mucho menos dinero disponible, nos estamos equivocando. Si entendemos que se nos percibe como un departamento frío, ahora sólo basado en los costes del empleo, perderemos la oportunidad de explicar en el seno de nuestras organizaciones nuestro papel.
¿Y cuál es nuestro papel? Pues salvando todas las diferencias organizativas que podamos imaginar, déjenme mojarme: es un papel doble, técnico y didáctico.
Técnico, porque a nuestra función se le encomienda la correcta ejecución, en coordinación con el negocio, de la selección, de la formación, del pago de los salarios, de la gestión de los beneficios, de la comunicación a los empleados, de la evaluación del desempeño, de la identificación de las personas con altas capaciades, de la interlocución y negociación con los sindicatos, de la gestión de los servicios al empleado. Sumen Vds. todas sus peculiariades organizativas.
Y un papel didáctico, llámenlo estratégico si quieren, de impregnar a todos los mandos de la compañía del ADN organizacional, de su adhesión al catálogo de valores y principios de la compañía, y de su comprensión y puesta en práctica del estilo de management que la compañía dispone. Un papel que en esencia procura que se entienda que dirigir es dirigir personas, y que eso se hace con técnicas, herramientas, principios y valores, siempre en el contexto del negocio y al servicio del proyecto de empresa.
Siendo así, a mí no me preocupa especialmente que ésta sea una época de escasez. Podemos reforzar el rol y apalancar más eficazmente nuestros cimientos como función. Ya llegarán, en algún momento, otros buenos tiempos de abundancia de medios. Para nosotros, el fin son las Personas y los medios todas las técnicas de Recursos Humanos que conocemos desde hace décadas.
4 comentarios en «De la abundancia a la escasez: la reinvención de Recursos Humanos»
creo que es una buena reflexión para los tiempos que corren.
Don Jerónimo:
Brillante, explícito, claro, conciso y muy revelador.
¡Enhorabuena!
Muy acertado!
Positivo y útil mensaje, que sabe distinguir el polvo de la paja.una cosa es la crisis y otra la creciente importancia del roll de RRHH
Los comentarios están cerrados.