RRHH Digital. Tratándose de un hecho que ocurrió en 1972, la experiencia que ha relatado Ramón Sabella, superviviente de la tragedia de Los Andes, en el acto que ha servido de presentación en sociedad de Zertumhr Strategists, no puede ser de mayor actualidad.
Más allá del morbo que provocan, es muy habitual extraer lecciones aplicables al management de estas situaciones límite, como las de Antuco, la hazaña de Shackleton en la Antártida, o más recientemente, la felizmente resuelta de los mineros chilenos.
Como si se tratara de una réplica en miniatura, es fácil encontrar paralelismos entre la situación extrema en que se pone a prueba la capacidad de supervivencia de un grupo en un entorno hostil y el desafío que supone para una organización enfrentarse a un mercado distinto o a la desaparición de sus clientes. En ambos casos, la manera en que se enfrente este reto determinará si al día siguientes ambos estarán vivos, o no.
Por poner de manifiesto sólo algunos de los efectos de enfrentar una realidad tan hostil, he aquí elementos comunes ambas: la necesidad de desarrollar nuevas reglas en un entorno nuevo, desconocido, y de ser creativos; la obligación imperiosa de establecer relaciones intensas en el grupo y de identificar un objetivo común y de extrema dificultad; asumir que en esa situación se maneja información escasa, errónea y difícilmente manejable; y por último, acudir a conceptos simples, básicos, cargados de referencias éticas, como los valores fundamentales de la persona y la actitud colaborativa.
Cualquiera que lea la numerosa literatura que describe las epopeyas señaladas arriba puede encontrar al menos esos puntos en común; pero también cualquier seguidor de la actualidad empresarial y económica podría encontrar estos mismos factores. Si acaso, yo destacaría un elemento diferenciador en la aventura que vivieron 45 personas en Los Andes y que les permitió regresar con vida a algunos de ellos, y por lo que este ejemplo es tan extrapolable a la realidad actual: el liderazgo colectivo. Es éste un buen debate, si necesitamos un líder inspirador para remontar esta crisis de capacidades y de valores, y si, necesitándolo, lo hay; o si sólo cabe un liderazgo colectivo en el que se obtenga lo mejor de la diversidad humana dentro de los grupos, con todo lo que eso supone de exigencia a cada persona.
En lo que respecta a las organizaciones, sólo hay dos tipos, las que cambian porque el entorno les obliga a ello, y las que cambian para que el entorno no les condicione, y para ello, son las que cambian ese entorno.
Son las crisis las que provocan las reflexiones o las actuaciones más drásticas, las que cambian los hábitos y en la que destacan los que tienen capacidad de supervivencia. En lo que se refiere a los modelos de gestión de recursos humanos, no hay empresa que no esté obligada a una reflexión estratégica seguida de una actuación acorde con ella. Si hay algo lejos del alcance de las compañías, lo es el compromiso de los empleados. Pero no hay nada tan poderoso como el sentimiento que acompañó a los supervivientes de Los Andes al superar la crisis, ellos mismos le pusieron palabras: “nos convirtió en indestructibles”.
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