RRHH Digital. Se sabe que Julio Cesar para motivar a sus legiones realizaba junto a sus soldados largas marchas a pie encabezando su ejercito. Asimismo está profusamente documentado que en numerosas ocasiones comía el mismo rancho que ellos así como ayudaba en la fortificación de los campamentos. Es indudable que esta clase de comportamiento infundía en sus tropas un ánimo especial que les hizo obtener numerosas victorias.
Todo mando o directivo tiene la obligación de lograr objetivos a través de otros y debe conseguir que sus colaboradores realicen los cometidos establecidos para lo cual les debe motivar pero… ¿qué es exactamente motivar? Se podría definir de muchas maneras pero básicamente es mover a una persona a realizar algo que deseamos que haga (no en vano proviene del latín motivus que significa movimiento).
No debemos confundir motivar con motivación. Este último concepto es algo interno que se halla dentro del propio sujeto. Parece lógico pensar entonces que conocer las necesidades fundamentales de los colaboradores puede ser la llave que nos permita gestionar eficazmente un equipo de trabajo teniendo en cuenta siempre que no hay dos personas con las mismas necesidades.
Es importante enumerar brevemente los factores motivacionales más importantes de las personas. Dejando aparte el ejemplo inspirador del liderazgo de Julio Cesar podríamos enumerar entre otras; las funciones y contenido del trabajo, el dinero, orgullo de pertenencia a la empresa, status profesional, reconocimiento de los superiores, posibilidad de aprendizaje y desarrollo profesional, beneficios sociales, cercanía al centro de trabajo, etc, (sin olvidar la jerarquía de necesidades de Abraham Maslow).
No obstante, el conocimiento de los factores motivacionales de nuestros colaboradores por sí mismos no explicarán sus comportamientos si no qué éstos también vendrán dados también por su situación en la que se desenvuelven. Si se altera la situación o la motivación se alterará su comportamiento.
A nadie se le escapa que la crisis que estamos viviendo actualmente es una situación que desequilibra a numerosos empleados que ven con temor que pueden ser despedidos. Conscientes de esa situación algunos empleadores sin escrúpulos se valen de esta circunstancia para aprovecharse y forzar a conseguir más por menos. Eso es la motivación negativa que se empieza a instaurar de manera peligrosa en numerosas empresas.
Es en estos tiempos de incertidumbre donde más se echa en falta ejemplos inspiradores de liderazgo. Mandos que sepan gestionar y aplicar soluciones creativas ante el descenso de ventas como la diversificación de productos o la apertura a la internacionalización. Falta de comunicación y el ejercicio autocrático por parte del personal directivo son recetas empleadas que empiezan a ser muy comunes.
La política del uso de la motivación negativa hará que además de trabajar con mucho menos calidad los empleados cuando puedan y las circunstancias lo permitan comiencen a moverse a otras empresas que les permitan dar lo mejor de si mismos. Aquellas empresas que comprendan esto, aumentaran el valor de su capital humano y estarán mucho mejor preparadas para superar las crisis presentes y futuras.
Guillermo Berriochoa Hazenberg, Experto en Gestión de Personas: guillermo.berriochoa@gmail.com
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