RRHH Digital. En esta época intensa en la que vivimos hay dos palabras que se repiten incesantemente: productividad e innovación. En cuanto a la innovación está demostrado que las ideas brillantes suelen ser individuales, pero para convertirse en innovación práctica y productiva necesitan contrastarse, relacionarse, mirarse desde distintos puntos de vista, en suma aplicarse al entorno con eficacia. El concepto de innovación abierta, de moda en los últimos años, refuerza ésta idea. La innovación abierta sostiene que dada la velocidad con la que se generan nuevos conocimientos, se mueven los mercados, y cambian los modelos y las normas, es imposible disponer dentro de las empresas, de toda la información necesaria para identificar y afrontar retos y oportunidades. Da igual que sean grandes o pequeñas, para innovar y adaptarte tienen que contar con conocimiento externo, o correrán el riesgo de resultar improductivas.
En cuanto a la productividad, tenemos en España un tejido empresarial de Pymes con una contribución clave para nuestra economía a las que atendemos poco. Afrontan con optimismo y esfuerzo, las dificultades de crecimiento necesarias para pasar de pequeñas a medianas. Ese paso sería un gran avance en términos de generación de empleo y riqueza, por eso es importante potenciarlo. Sin embargo, es mucha la energía que pierden haciendo las cosas a golpe de intuición, reinventando a veces lo inventando, o tardando mucho en convertir en realidad buenas ideas por falta de medios para acceder a la economía del conocimiento. Ese esfuerzo “inútil” se traduce en falta de productividad.
En el mundo anglosajón existen, desde hace tiempo, modelos de conocimiento en abierto, que no se están exportado al mercado español. La actitud latina de guardar los conocimientos en cajas, de no compartirlo, y utilizar lo que se tiene sin buscar fuera, es un freno para nuestras empresas y para la economía española. También es cierto que, por muy abierto que seas, el modelo de tradicional de consultoría, muy buena y muy cara, excluye a gran parte del tejido empresarial de nuestro país (el 99,8 % de las compañías en España tiene menos de 200 empleados ), y ralentiza un crecimiento que sí es posible. Para aumentar la productividad y la innovación es necesario gestionar el conocimiento de otra manera y que pueda acceder a él, de forma eficaz, un mayor porcentaje de nuestro tejido empresarial.
Hay que replantearse la cadena de valor tratando de eliminar elementos que encarezca innecesariamente los servicios de gestión del conocimiento, haciéndolo más abierto y accesible, más práctico, más rentable. La tecnología y los modelos existentes en otros países demuestran que el conocimiento en abierto es posible y productivo.
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