Hasta hace no tanto tiempo, solo unos pocos años, algunas personas se sorprendían de ver a niñas jugando al fútbol. Es más, incluso muchos clubes no tenían ni equipo femenino. Hoy, después del éxito de la selección española femenina y la visibilidad de jugadoras como Alexia Putellas, nadie duda que las niñas puedan dedicarse a este deporte. No es que antes no tuvieran talento, sino que no tenían suficientes referentes que les mostraran que esta también era una opción para ellas.
En disciplinas vinculas a la ciencia, la tecnología o la energía pasa exactamente lo mismo. Las niñas no aspiran a aquello que no conocen, y si no ven mujeres liderando el cambio en estos sectores, es difícil que se imaginen a sí mismas formando parte de ellos. A día de hoy trabajamos activamente para impulsar vocaciones STEM en niñas y adolescentes, acercándolas a la ciencia y la tecnología desde una perspectiva inspiradora y con modelos femeninos de referencia.
A pesar de los avances en igualdad, las cifras continúan siendo reveladoras: las mujeres representan solo el 16% de los estudiantes en ingenierías y el 12% en formación profesional industrial en España. Sin embargo, el mercado laboral del futuro necesitará cada vez más perfiles técnicos y científicos, y la transición energética traerá consigo nuevas oportunidades de empleo que no pueden permitirse el lujo de excluir al 50% del talento. Además, es una necesidad competitiva: las empresas requieren del talento femenino.
¿Qué está pasando entonces? Las niñas, desde edades tempranas, no se ven reflejadas en estos ámbitos. Más si pensamos cómo de masculinizado estaba el sector de la energía antes de la transición hacía nuevos modelos energéticos. Las niñas no encuentran suficientes mujeres en las que reflejarse en sus libros de texto, en los ejercicios, en las plataformas, en los medios de comunicación o en su entorno próximo. No tienen referentes que les muestren que tienen un lugar en la ciencia, la tecnología o la energía.
Para ayudar a poner su grano de arena y contribuir a cambiar esta realidad, hemos puesto en marcha programas específicos para impulsar vocaciones femeninas en ciencia y tecnología, con un enfoque especial en la transición energética. A través de iniciativas como Efigy Girls, buscamos que las niñas descubran las oportunidades de las disciplinas STEM y se formen con confianza. Pero el reto no está solo en fomentar vocaciones científicas, sino también en garantizar que las mujeres tengan acceso a los nuevos trabajos que surgirán con la transformación del sector energético. Por eso, además de programas educativos como este, hemos desarrollado iniciativas concretas de formación profesionalizadora con perspectiva de género, como un curso de instalación y mantenimiento de sistemas solares fotovoltaicos dirigido a mujeres, con el cual queremos facilitar el acceso a empleos verdes de alta demanda.
Estas iniciativas responden a una necesidad que conocemos. En colaboración con el Instituto para la Transición Justa (organismo autónomo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) editamos un estudio pionero sobre el empleo de las mujeres en la transición energética en España que refleja la brecha de género en los sectores emergentes de la energía y la necesidad de desarrollar políticas activas para revertirla. Los datos son claros: sin medidas específicas, las mujeres corren el riesgo de quedar al margen de los nuevos trabajos verdes. Si queremos que la transición energética sea realmente justa e inclusiva, tenemos que asegurarnos que las mujeres no solo se formen en estos sectores, sino que también encuentren oportunidades reales de ocupación.
La apuesta por la formación profesional especializada, junto con el acceso a referentes femeninos del sector, es clave para garantizar la participación de las mujeres en la transformación energética. Y es que, volviendo al ejemplo del fútbol, hoy en día una niña que sueña ser futbolista no se tiene que justificar ni demostrar que «las mujeres también pueden jugar». Lo mismo tendría que pasar en la ciencia y la tecnología. Cuantas más mujeres estén en estos sectores y desaparezca la infrarrepresentación, más niñas se imaginarán en ellos, y más rápido desaparecerán los estereotipos que frenan su acceso a las profesiones más técnicas. Por eso, es esencial continuar impulsando iniciativas que fomenten la igualdad de oportunidades. La transición energética será justa si es también diversa e inclusiva.